sábado, 8 de agosto de 2009

El Libro de la Ley - La Ley de Moisés

El antiguo pacto era una expresión del compromiso de Dios para rescatar al mundo a través de Israel. Moisés escribió el contenido del pacto en el Libro del Pacto, al cual la Biblia se refiere también como el Libro de la Ley.

Este es el tiempo que transcurre en los eventos que ocurrieron en el Monte Sinaí: Dios habla los Diez Mandamientos a toda la asamblea (Exodo 20:1-17). El pueblo pide que Moisés sea el mediador entre ellos y Dios (Exodo 20:18-19). Dios habla a Moisés las palabras del pacto especial con Israel (Exodo 20:22 - 23:33). Moisés repite el pacto y sus juicios al pueblo (Exodo 24:3). Moisés escribe el libro del pacto, levanta un altar, y confirma el pacto con la sangre del sacrificio (Exodo 24:4-8). Moisés sube al monte por cuarenta días y cuarenta noches (Exodo 24:12-18). Dios escribe los Diez Mandamientos en piedra y los entrega a Moisés (Exodo 31:18). Moisés rompe las dos tablas (Exodo 32:19). Dios vuelve a escribir en piedra con su propio dedo y se las entrega a Moisés (Exodo 34:1).

Después que Dios habla la Ley de los Diez Mandamientos a la asamblea, Moisés se acercó más a Dios. El Señor le entregó leyes civiles especiales y ordenanzas ceremoniales para que Israel las siguiera. Después de regresar de su encuentro, Moisés repitió este convenio especial al pueblo y ellos estuvieron de acuerdo en hacer todo lo que el Señor les pidió.

Es interesante notar el contraste. Fue Dios quien habló los Diez Mandamientos a todo el pueblo antes de esculpirlos en piedra. Pero al explicar el convenio especial entre Dios y el pueblo, Moisés estuvo de mediador.

Exodo, capítulo 24, explica que luego Moisés escribió todas las palabras del Señor en el "Libro del Pacto" y levantó un altar. Antes de confirmar el pacto con la sangre del sacrificio, el leyó al pueblo todas las palabras que había escrito en el Libro del Pacto.

Una vez más ellos aceptaron los términos y declararon su obediencia al pacto. Así Moisés tomó la sangre y la roció sobre el libro y sobre el pueblo (Hebreos 9:19; Exodo 24:8) y dijo, "He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas" (Exodo 24:7-8).

"Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse, dio órdenes Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo: Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra tí" (Deuteronomio 31:24-26).

Moisés escribió estas ordenanzas especiales del pacto - con su mano - en el libro de la ley (Libro del Pacto). El sacrificio de un animal proveyó "la sangre para el pacto" que Dios hizo con Israel. Este libro de la ley (el acta de los decretos) se colocó en un lugar temporal, al lado del arca, y estuvo allí como testigo contra el pueblo.

¿Por qué fue que la ley de Moisés estuvo como testigo en contra de este pueblo rebelde? La Biblia revela esta respuesta solemne, como advertencia a aquellos que se alejaron de Dios para adorar a otros dioses.

"...Y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo;...conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley" (Deuteronomio 29:20-21). Además de las bendiciones que Dios prometió al pueblo de Israel por su fidelidad (Exodo 34:10, Deuteronomio 28:1-14), el Libro de la Ley contenía maldiciones contra aquellos que no cumplían con todos los requerimientos.

Un Dios que es todo amor sabe que el pecado produce dolor y destrucción. Era la intención del Señor de que las maldiciones que se encontraban en el Libro de la Ley les sirvieran para disuadir del pecado. Cuando El vino como Redentor de Israel, les dio mandamientos para su beneficio.

"...Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir. ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar" (Isaías 48:17-18).

La disciplina de Dios siempre ha rebosado desde un corazón lleno de amor, para proteger Sus hijos de las fuerzas fatales del pecado. Dios no se complace en la muerte del impío (Ezequiel 33:11).

"¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino? Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán..." (Jeremías 2:17-19).

Cuando el pecador muere, son las consecuencias directas de sus propias decisiones. La paciencia y la bondad de Dios hacia su pueblo bajo el Antiguo Pacto se ven muy claramente en la Biblia. El pacto especial que El estableció con Israel fue para enseñarles lecciones críticas para salvar la nación.

Desdichadamente, la nación judía comenzó a utilizar el Libro de la Ley como medio para obtener la justificación - torciendo así el propósito de Dios para su propia destrucción. Cientos de años más tarde, Pablo comentó acerca de esto al decir que si la justificación se hubiera podido obtener a través de la Ley de Moisés, entonces Cristo en vano murió (Gálatas 2:21).

La única justificación que ha existido jamás es la justificación por la fe. Sí, aun bajo el Antiguo Pacto, los verdaderos seguidores de Dios sabían que no podían ganar la justificación. Jeremías declaró que el nombre de Dios es: "...JEHOVA JUSTICIA NUESTRA" (Jeremías 23:6).

Oseas exclamó, "Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia" (Oseas 10:12).

Isaías sabía que lo mejor que el hombre podía ofrecerle a Dios palidecía en comparación a la santidad de Dios: "Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia" (Isaías 64:6).

El también declaró lo siguiente: "En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia..." (Isaías 61:10).

La Ley de Moisés describe las ceremonias y las prácticas dadas a Israel que señalaban a Jesús como el verdadero cordero de Dios. Por esto, en ocaciones se refería a la Ley Ceremonial, y tenía un tiempo limitado de efectividad. El autor de los Hebreos en el Nuevo Testamento señala su propósito - "Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas" (Hebreos 9:9-10).

De manera simple, la Ley de Moisés era un mero libro de texto para preparar al pueblo de Dios para el tiempo cuando Cristo vendría para traer una reforma.

La Ley de Moisés era un contrato especial que Dios preparó para los Israelitas. Pablo claramente define el Antiguo Pacto como los escritos de Moisés ( el Libro de la Ley) - "...Porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado" (2 Corintios 3:14-16).

El Libro del Pacto y el Libro de la Ley son uno y el mismo. Los escritores de la Biblia usan estos términos en forma intercambiable. En 2 Reyes 22:8, el sumo sacerdote encontró el "Libro de la Ley en la casa de Dios". Cuando el rey Josías reunió la nación y les leyó todas las palabras del Libro, él se refirió a éste como el Libro del Pacto: "Y leyó, oyendo ellos, todas las palabras del Libro del Pacto que había hallado en la casa de Jehová...Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el Libro de este Pacto" (2 Reyes 23:2-21). Encontramos las mismas palabras que se repiten en otro recuento del mismo evento que se registra en 2 Crónicas 34:14-15 y en el verso 30.

El Antiguo Pacto se encontraba en los escritos de Moisés - el Libro de la Ley - no en la Ley de los Diez Mandamientos de Dios solamente. No cabe duda, sin embargo, que los Diez Mandamientos eran la parte central del Antiguo Pacto. La Biblia dice que Moisés escribió todas las palabras habladas por el Señor en un libro. Y Moisés lo confirma al decir, "Y El os anunció su Pacto, el cual os mandó poner por obra; los Diez Mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella" (Deuteronomio 4:13-14). Y Moisés llamó las tablas de piedra las "tablas del pacto" (Deuteronomio 9:11). Los Diez Mandamientos de Dios eran el corazón del Pacto.

Vamos a reunir lo que ya sabemos acerca de la Ley de Moisés:

  • La Ley de Moisés fue escrita por él mismo.
  • La Ley Mosaica contenía leyes civiles y leyes ceremoniales.
  • Fue escrita en un rollo de pergamino y se le llamó "el Libro de la Ley" o "el Libro del Pacto".
  • Contenía maldiciones contra aquellos que no obedecían las obras de la Ley de Moisés.
  • El Libro de la Ley fue colocado al lado del arca - como testigo contra Israel.
  • La Ley de Moisés era simbólica y temporal.
  • La Ley de Moisés era simbólica y temporal.
  • La Ley de Moisés era el Antiguo Pacto hecho con Israel.
  • El Libro de la Ley incluía los Diez Mandamientos como la parte central del Pacto.

Ya que estamos armados con la información adecuada acerca de los Diez Mandamientos de Dios y La Ley de Moisés, veamos cómo este conocimiento nos puede ayudar a entender cuando el Nuevo Testamento se refiere a "la ley".

Al continuar la segunda parte de este estudio, el eEspíritu Santo nos iluminará nuestro entendimiento del Nuevo Pacto. ¡Y la Biblia nos probará - sin duda alguna - exactamente qué fue lo que Cristo clavó en la cruz!

Dios nos habla a través de Su Palabra. ¡Tenemos razón para regocijarnos!

*Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 3 - Dos Leyes, Dos Pactos - Desenredando la Confusión (4ta parte)

domingo, 2 de agosto de 2009

La Palabra que Sustenta

Salmo 119:25-32

119:25 Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra.

119:26 Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; enséñame tus estatutos.

119:27 Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas.

119:28 Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra.

119:29 Aparta de mí el camino de la mentira, y en tu misericordia concédeme tu ley.

119:30 Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí.

119:31 Me he apegado a tus testimonios; Oh Jehová, no me avergüences.

119:32 Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón.

viernes, 31 de julio de 2009

¿Preocuparse o Contemplar?

"Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, y guardé tu ley." Salmo 119:55

Todo salía mal aquel día en la vida de Francisco. La turbulencia financiera que el país atravesaba parecía ser la gota de agua que faltaba para que su empresa se fuera al fondo del pozo. En aquella fábrica estaban invertidos todos sus recursos financieros, sus sueños, sus esperanzas, expectativas de vida y años de dedicación y esfuerzo.

Acostado en la cama, aquella noche no podía dormir. Daba vueltas de un lado al otro, tratando de descubrir una salida a la situación, pero solo veía sombras y oscuridad a su alrededor.

Francisco, al igual que nuestra sociedad, ignoraba lo que dice el salmo de hoy: "Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová." Parece que las personas prefieren más la preocupación que la contemplación. ¿Cuál es la diferencia? La preocupación concentra tu energía en el problema. La contemplación, te lleva a mirar hacia arriba y ver a Dios. Preocupándote, haces como la persona que se está ahogando en el mar, da brazadas improductivas para todos lados, traga agua y se desespera. Contemplando la grandiosidad divina, comprendes que no todo está perdido, aunque desde el punto de vista humano, parezca que no hay salida.

"Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová", exclama David. El nombre por el cual Dios se identifica a sí mismo es: "Yo soy". El secreto de la vida victoriosa está en saber quién es Dios y quién eres tú. Hay cosas que solo Dios puede hacer, y hay cosas que Dios no hará en tu lugar.

David, como todo ser humano, tuvo que enfrentar problemas. Un joven pastor de ovejas como él, perseguido por los ejércitos del rey, parecía tener un problema sin solución, pero cuando la noche llegaba, en lugar de atormentarse con sus preocupaciones, David contemplaba a Dios y una paz extraordinaria inundaba su corazón, porque sabía que existían principios establecidos para regir los destinos del universo y de la vida. David llamaba a esos principios: "ley". "Guardé tu ley". afirma él. ¿Puede haber derrota cuando estás dispuesto a seguir las instrucciones divinas? Por eso, hoy debes decir: "Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, y guardé tu ley", y encara sin miedo los desafíos que la vida te presente.

jueves, 30 de julio de 2009

La Ley de los Diez Mandamientos de Dios

Cuando Moisés repasó los Diez Mandamientos con el pueblo de Dios, él dijo, "Estas palabras habló Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí" (Deuteronomio 5:22).

Dios habló de los Diez Mandamientos. Estaban completos. Los escribió en dos tablas. Mire ese texto nuevamente - nótese que "NO añadió más." La Ley de Dios es perfecta y no hubo que añadir más a sus Diez Mandamientos.

Como notamos en el verso que acabamos de leer, Dios primero habló Sus Mandamientos a la asamblea temblorosa en el Monte Sinaí (Exodo 20:1-17). Pero siendo que el pueblo temía la Presencia del Señor, ellos le pidieron que hablara directamente a Moisés desde ese día en adelante. Por eso es que Moisés se fue solo al Monte Sinaí para recibir el informe grabado de los Diez Mandamientos en las tablas de piedra.

Otro recuento de Dios entregando los Diez Mandamientos a Moisés nos muestra lo siguiente: "Y dio a Moisés...dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios" (Exodo 31:18). Dios grabó - en piedra - Su Ley de los Diez Mandamientos con su propio dedo. No le dejó al hombre que escribiera Sus "dos tablas del testimonio."

La Biblia dice que Dios escribió por ambos lados de las tablas. Se nos asegura una y otra vez que fue obra de Dios. "Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas" (Exodo 32:16). Sin embargo, ¿quién escribió el segundo juego de tablas después que las primeras fueron destruídas?

Usted probablemente está familiarizado con la parte de la historia cuando Moisés bajó de la montaña, fue testigo de la idolatría del pueblo mientras adoraban un becerro de oro, y en un momento de indignación santa, Moisés arrojó las primeras tablas de piedra y las quebró al pie del monte (Exodo 32:19).

Pero, ¿sabía usted que aún después de este incidente Dios no confió en un hombre para que escribiera Su Ley en registro permanente? Así es - ni aún la segunda vez (Exodo 34:1)

Moisés lo describe de esta manera. "En aquel tiempo Jehová me dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte un arca de madera; y escribiré en aquellas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el arca. E hice un arca...y labré dos tablas de piedra...y subí al monte...Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los Diez Mandamientos..." (Deuteronomio 10:1-4).

Dios escribió en el segundo par de tablas con Su propio dedo e instruyó a Moisés que colocara Sus dos tablas del testimonio dentro del arca. El fiel siervo Moisés hizo tal como Dios le instruyó: "y tomó el testimonio y lo puso dentro del arca...y encima el propiciatorio sobre el arca" (Exodo 40:20). Los Diez Mandamientos fueron puestos dentro del arca del Pacto, en el lugar Santísimo del Tabernáculo. ¿Ha considerado alguna vez lo que esto ilustra?

El arca representaba el trono de autoridad de Dios. El instruyó a Moisés para que colocara Su Ley de los Diez Mandamientos en un lugar permanente, dentro del arca (Deuteronomio 10:2). Desde su silla de juicio, el arca, Dios fundó su reinado bajo el reglamento de los Diez Mandamientos - la transcripción de Su justo carácter.

"Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla" (Isaías 42:21)

¿Qué sabemos acerca de la Ley de Dios hasta ahora?

Repasemos:

  • La Ley de Dios era perfecta cuando El habló y no añadió nada a Sus Mandamientos.
  • Los Diez Mandamientos fueron grabados en piedra y fueron llamados "las tablas del testimonio".
  • Dios escribió los Diez Mandamientos (en ambas ocasiones) con su propio dedo.
  • Los Diez Mandamientos fueron puestos dentro del arca del pacto.

*Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 3 - Dos Leyes, Dos Pactos - Desenredando la Confusión (3ra parte)

domingo, 26 de julio de 2009

Las Dos Grandes Leyes de la Biblia

Muchos cristianos creen que la Ley de los Diez Mandamientos fue clavada en la cruz. Basan esta creencia en Colosenses 2:14, "anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz."

Es de importancia crítica el determinar la naturaleza exacta del "acta de los decretos" - este código escrito con todas las reglamentaciones y requirimientos que fue clavado en la cruz. ¿Eran éstos los Diez Mandamientos de Dios? ¿O era este en verdad el Libro de la Ley, escrito por Moisés?

La Biblia habla de dos grandes "leyes":

1. La Ley de Dios (los "Diez Mandamientos" o las "dos tablas del Testimonio"), también conocidos como la Ley Moral, La Ley del Amor, y el Decálogo.

2. La Ley de Moisés (el "Libro de la Ley", 0 "el Libro del Pacto"), también conocido como la Ley Ceremonial y la Ley Mosaica.

Dios estableció en forma única los maravillosos propósitos que él quizo para la función de estas dos leyes. Pero, un entendimiento opaco de las diferencias de las dos han llevado a muchos cristianos sinceros a la confusión - especialmente al interpretar las referencias del Nuevo Testamento con relación a la ley.

¿Por qué es que hay tanta confusión? Los escritores bíblicos en muchas ocasiones usan el singular de la palabra "ley" para referirse a la Ley de Dios o la Ley de Moisés. Si no tenemos un entendimiento claro de sus propósitos, es fácil perder el contexto de lo escrito y llegar a conclusiones erróneas.

Por ejemplo, Pablo escribió: "Porque todos los que dependen de las obras de ley están bajo maldición...por la ley nadie se justifica para con Dios...la ley no es de fe... Cristo nos redimió de la maldición de la ley" (Gálatas 3:10-13).

Sin embargo, también fue inspirado a escribir: "¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley...De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (Romanos 3:31; 7:12)

¿Puede identificar a cuál de las dos leyes se refería Pablo en estos dos pasajes? Al terminar este estudio, usted sabrá que en Gálatas 3:10-13, él se refirió a la ley de Moisés - y en Romanos 3:31 y 7:12, se refería a los Diez Mandamientos, la Ley de Dios, establecida en nuestros corazones por la fe.

¿Alguna vez ha sentido como si una nube de confusión restara sobre los escritos de Pablo? Esa niebla se evaporará rápidamente al examinar las diferencias entre estas leyes.

Al tener un entendimiento más claro, podríamos entrar en el Nuevo Testamento y correctamente esclarecer la palabra de verdad. Cuando leamos los escritos del apóstol Pablo acerca de "la ley", podremos estudiar el contexto y determinar si se refiere a la Ley de Dios, o a la Ley de Moisés.

Pablo fue el autor del libro a los Colosenses. Bajo inspiración divina, escribió que Cristo clavó en la cruz "el acta de los decretos" que había contra nosotros. Una errada interpretación mantiene a algunas personas declarando que Pablo enseñó que la Ley de Dios está obsoleta.

Cuando usted complete este capítulo y el próximo, espero que pueda ver que Pablo nunca tuvo la intención de que el acta de decretos contra nosotros se confundiera con la Ley de Dios de los Diez Mandamientos. Dejaremos que la Biblia pruebe que Pablo nunca descartó la Ley de los Diez Mandamientos que Dios ecribió con su propio dedo en tablas de piedra.

La Biblia nunca se contradice. Los escritos bíblicos no se oponen unos a otros. Las contradicciones nacen al sacar los escritos bíblicos fuera de contexto y al aplicarlos incorrectamente. A primera vista, algunos textos parecen contradecirse. En estos casos, es importante examinar el contexto primero y luego investigar otras enseñanzas bíblicas sobre el tema.

A veces es necesario consultar el texto en el idioma original en que se escribió para poder entender claramente la intención del escritor al escoger esas palabras. Hay muchas ayudas disponibles que nos proveen un creciente conocimiento de palabras en griego y en hebreo.

"Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." (2 Timoteo 3:16-17)

Cuando Pablo escribió estas palabras, se refería al Antiguo Testamento. Sin embargo, su aseveración también es cierta acerca del Nuevo Testamento. Su referencia fue inspirada para incluir y no para excluir.

Puede estar seguro que Dios nunca se contradijo a Sí mismo al compartir sus pensamientos divinos con los tantos escritores bíblicos. ¿Puede ver por qué no puede haber desacuerdo entre los escritos del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento? Si estamos confundidos por lo que parece ser contradictorio, tenemos que buscar en las Escrituras de ambos Testamentos para vencer nuestro conocimiento limitado.

Algunas personas se consideran ser "cristianos del Nuevo Testamento", dando a entender que solamente consultan el Nuevo Testamento para las enseñanzas. Desdichadamente, alguien enseñó a estos creyentes bien intencionados que el Nuevo Testamento canceló las enseñanzas del Antiguo Testamento. Pablo no está de acuerdo. El dijo que Dios inspiró "toda la Escritura" para estar preparados para toda buena obra.

El Antiguo Testamento contiene un volumen de la Escritura para prepararnos cinco o seis veces más grande que el Nuevo. Es imposible interpretar uno sin el otro - el Antiguo Testamento contiene el Nuevo y el Nueco explica el Antiguo. Usted encontrará a Cristo Jesús en cada libro de la Biblia.

El Cristo resucitado le dijo a sus discípulos, "Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos" (Lucas 24:44).

Jesús también dijo, "Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas" (Mateo 13:52).

Hay tesoros espirituales en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento. El error de eliminar el Antiguo Testamento ha cerrado la puerta para entender la naturaleza eterna de la Ley de Dios de los Diez Mandamientos.

¿Sabía usted que el Antiguo Testamento revela que la Ley de Dios estaba en vigencia antes de ser entregada en tablas de piedra en el Monte Sinaí? Hemos de ver esto en el capítulo cinco, donde aprenderemos que el pueblo de Dios violó sus Diez Mandamientos, lo cual obligó a instituir la Ley de Moisés.

Si eliminamos el Antiguo Testamento, no podemos saber que Moisés escribió el Libro de la Ley (la "Ley de Moisés"), o que registró aproximadamente 640 ordenanzas con su propio dedo. Sin este conocimiento, ¿cómo podemos ni tan siquiera comenzar a entender que las "ordenanzas escritas" que fueron clavadas en la cruz era la Ley de Moisés? ¿Cómo podemos aprender que la ley moral de Dios - los Diez Mandamientos - es eterna y la única definiciónde pecado que existe en la Biblia?

"Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3:4). El pecado es ignorar la Ley de Dios. Reconocemos que el homicidio, el robo, la mentira, el adulterio, el odio, la profanación y toda clase de pecado existe hoy. ¿No es cierto que nuestro mundo está en caos debido al pecado? Para darnos cuenta de que existe el pecado en el mundo, tiene que haber una ley que esté en vigencia que defina el pecado como "pecado".

El Antiguo tanto como el Nuevo Testamento están de acuerdo, "El alma que pecare, esa morirá... Porque la paga del pecado es muerte..." (Ezequiel 18:20; Romanos 6:23). Es imposible que exista el pecado a menos que haya una ley que lo defina.

Podemos aplicar este principio a cuando comenzó el tiempo y solamente había dos personas creadas sobre nuestro planeta. Dios dio instrucciones a Adán y Eva, "De todo árbol del huerto podrás comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás..." (Génesis 2:16-17)

Dios les advirtió que morirían si pecaban al ignorar esta simple ley. ¿Acaso no registra la historia que ellos comieron del árbol prohibido? ¿Y qué sucedió? Sufrieron la muerte espiritual en forma inmediata y eventualmente la muerte física. ¡Esa es la paga del pecado!

Pero si Dios no hubiese establecido la ley, ellos podrían haber saboreado la deliciosa fruta sin sufrir consecuencia alguna. Sin haber una ley qué quebrantar, no podrían haber sido culpables de "infracción". El pecado no puede existir a menos que haya una ley que lo defina.

Vayamos rápidamente a la edad presente - ¿es acaso toda la humanidad culpable de pecado? ¿Qué dice la Biblia? "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros" (1 Juan 1:8). Para llegar a un mejor entendimiento de lo que es pecado, examinaremos las dos grandes leyes bíblicas.

¿Prueba la Biblia que la Ley de los Diez Mandamientos de Dios es eterna? En contraste, ¿demuestra la Biblia que la Ley de Moisés fue añadida en forma temporera para remediar la violación de la Ley de Dios? ¿Ordenó Dios que la segunda división de la ley (la Ley de Moisés) permaneciera en vigencia solamente hasta que Cristo estableciera el Nuevo Pacto en la cruz? ¿Contiene el Nuevo Pacto los Diez Mandamientos?

La Biblia lo explica claramente y es fácil de entender - ¡y no hay nada más importante que esta generación necesite captar y entender!

*Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 3 - Dos Leyes, Dos Pactos - Desenredando la Confusión (2da parte)

lunes, 13 de julio de 2009

¿Estás estudiando la Biblia?

"Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos." (Jeremías 15:16)

¿No resulta estimulante cuando las verdades de Dios nos quedan reveladas? Cuando el Espíritu Santo nos ilumina el entendimiento sobre las Escrituras - exponiendo la esencia de la verdad de Dios que nos era velada antes - tenemos razón para regocijarnos. ¡Dios nos habla!

Desdichadamente, las demandas de nuestro mundo apresurado, la alta tecnología y la multimedia compiten con nuestra devoción al estudio de la Biblia. ¡Compiten y demasiadas veces ganan! la mayoría de cristianos hoy ya faltos de tiempo le dan poco esfuerzo al estudio serio de la Biblia.

La mayoría de cristianos dependen solamente de lo que se les enseña a través de su denominación. Sabemos "qué es lo que creemos", pero no siempre podemos explicar "por qué lo creemos". Esto nos coloca en una condición espiritual precaria.

Hay tantas convicciones conflictivas dentro de la comunidad cristiana. ¿Cómo sabemos - con certeza - que lo que creemos es la verdad? Solamente hay una forma. Tenemos que buscar las Escrituras por nosotros mismos. Jesús dijo que si continuamos en su Palabra, hemos de conocer la verdad - y la verdad nos hará libres (Juan 8:31-32).

Tal vez una de las verdades más malentendidas de la Biblia hoy en día es la diferencia entre las dos grandes divisiones de "la ley". Este malentendido causa confusión en el contraste que hay entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto.

En este capítulo y en el próximo, hemos de examinar lo que la Biblia revela acerca de estos temas y hemos de esclarecer la verdad. Este estudio conciso a vuelo de pájaro se escribió para el cristiano que carece de tiempo. En sólo un corto tiempo, podrá comprender claramente cómo las Escrituras definen las dos leyes de la Biblia, y el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto.

"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad." (2 Timoteo 2:15)

¿Quiere saber por sí mismo lo que la Biblia en verdad dice? Este estudio le ayudará a hacer que la verdad le sea clara y sencilla. Esto establecerá un fundamento básico para poder comprender la Palabra de Dios y Su voluntad para usted.

*Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 3 - Dos Leyes, Dos Pactos - Desenredando la Confusión (1ra parte)

miércoles, 8 de julio de 2009

Muchas Bendiciones para el que guarda la Palabra de Dios

Salmo 119:17-24

119:17 Haz bien a tu siervo; que viva, y guarde tu palabra.

119:18 Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.

119:19 Forastero soy yo en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos.

119:20 Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo.

119:21 Reprendiste a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos.

119:22 Aparta de mí el oprobio y el menosprecio, porque tus testimonios he guardado.

119:23 Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; mas tu siervo meditaba en tus estatutos,

119:24 Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros.

domingo, 5 de julio de 2009

Extiende Tu Mano

"No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo." Proverbios 3:27

La teoría de la sabiduría es el conocimiento, y la práctica acertada del conocimiento es la sabiduría. ¿Esto quiere decir que el ser humano que quiere vivir sabiamente, necesita "entender" que hacer el bien es parte de su propio bienestar? ¡NO! Necesita más. "Entender" es solamente la teoría. "Extender" la mano es la práctica. La sabiduría combina la teoría y la práctica de una manera admirable.

Todos los días, en cualquier esquina, está a nuestra mano hacer el bien. Las oportunidades no faltan. No es necesario salir a buscarlas. Están en nuestro camino, esperándonos con la mano extendida. No son solamente los que piden limosna o los chicos de la calle. Son corazones heridos, vidas destruídas, gente desesperada, esperando una palabra de consuelo, una sonrisa o apenas un leve toque en el hombro. Es gente hambrienta de amor.

El otro día, mientras esperaba el ascensor, vi a la mucama del hotel siendo maltratada por la jefa. Volví a la tarde y me encontré con la joven agredida en el pasillo. Estaba triste. Pensé varias veces antes de hablar. Estaba apurado. Debía bañarme, cambiarme de ropa rápidamente porque me estaban esperando en la recepción. Estaba en mí poder hacer el bien y lo hice. Mirando a sus ojos, le dije: "Usted vale más de lo que piensa y de lo que los demás piensan. No permita que las palabras dichas en un momento de ira le quiten la paz de su corazón. Mañana será un nuevo día."

A la noche, cuando volví a mi cuarto, encontré una nota que había sido colocada debajo de la puerta. "Muchas gracias, no sabe cuánto me ayudaron sus palabras."

Fue animador para ella y gratificante para mí. Anima a los demás, ofréceles más que una simple moneda, dales una porción de tu corazón. Cuesta poco y haace mucho bien.

Si hoy te toca pasar un momento difícil, no tomes eso como un argumento para no extender la mano. Siempre hay alguien más necesitado que tú. Es una ley de la vida, por tanto: "No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo."

jueves, 2 de julio de 2009

¿Pensamos todos igual?

A continuación le presentaremos varias declaraciones por parte de bautistas, metodistas, luteranos, episcopales, y otros que apoyan la Biblia. Todos ellos afirman que el día séptimo (el sábado) del cuarto mandamiento nunca fue cambiado o "anulado" en el Nuevo Testamento. De hecho, confiesan que guardar el domingo es la tradición del hombre, en vez de ser inspirado por Dios através de su Palabra. Van más allá aún al admitir que no hay ni una sola cita bíblica que autorice el cambio del sábado al domingo. Está claro en las mentes de todos estos cristianos que Dios nunca ordenó el cambio que el hombre ha hecho a su Ley. Sin embargo, practican la tradición del hombre al guardar el domingo.

He aquí lo que dice Spurgeon, el popular bautista del siglo diecinueve, acerca de los Diez Mandamientos.
  • "La Ley de Dios es divina, santa, celestial, perfecta. Aquellos que encuentran falta en ella o que en lo mínimo la degradan, no entienden su diseño, y no tienen ninguna idea acerca de la ley misma. Pablo dice, 'La ley es santa, pero yo soy carnal; vendido al pecado.' En todo lo que decimos acerca de la justificación por la fe, nunca ha sido la intención de rebajar la opinión que nuestros oyentes tienen acerca de la Ley, porque la Ley es una de las obras más sublimes de Dios..."

  • "No hay un mandamiento de más: no hay uno de menos; sin embargo es tan incomparable, que su perfección es prueba de su divinidad. Ningún dador de leyes humano pudo haber brindado tal ley como la que encontramos en el Decálogo (los Diez Mandamientos). Es una ley perfecta; porque cada ley humana que se considera correcta se encuentra en el compendio breve y epítome de todo lo que es bueno y excelente hacia Dios; o entre hombre y hombre." (C. H. Spurgeon, Sermons, 2nd series, sermon 18, p.280)

"La Ley del Señor es perfecta, que convierte el alma..." (Salmo 19:7). ¿Puede el hombre mortal atreverse a cambiar, borrar o ignorar aún uno de los Diez Mandamientos? ¿Qué es lo que mueve al cristiano sincero, temeroso de Dios a ignorar las instrucciones específicas del Señor relacionadas con el cuarto mandamiento?

Los Diez Mandamientos - ¿guardarlos o no guardarlos? Esta es una pregunta muy seria.

Se convierte en una deuda consigo mismo el examinar este importante tema a la luz de la Palabra de Dios para encontrar la respuesta. Es imperativo que conozcamos la verdad.

Pero, puede que usted piense, ¿es posible que la mayor parte de los que creen en la Biblia estén equivocados en este asunto? Permítame preguntarle esto - acaso ¿no estaban en error la mayoría de las personas que creían en la Biblia durante la primera venida de Jesús? No creo que podamos confiar en lo que practica la "mayoría". Jesús nos amonestó que las masas seguirían el camino que lleva a la perdición. En contraste, él nos dice que la puerta que lleva a la vida eterna es angosta - y sólo algunos son los que la hallan.

  • "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan." (Mateo 7:13-14)

Es el deseo de Satanás destruirnos causando separación entre nuestro Padre Celestial y nosotros. El pecado engendra separación. Como estudiamos antes, la definición bíblica del "pecado" es la trasgresión o el quebrantamiento de la Ley de los Diez Mandamientos de Dios. Puede investigar la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis y encontrará que no hay otra definición para el pecado que sea más clara.

Vea lo que dijo Billy Graham:

  • "Como Wesley, encuentro que yo tengo que predicar primero acerca de la ley y el juicio antes que de la gracia y el amor...Los Diez Mandamientos...son las leyes morales de Dios para regir la conducta del mundo. Algunos piensan que se han revocado. Eso no es cierto. Cristo enseñó la ley. Está en vigor hoy. Dios no ha cambiado. La gente ha cambiado...

  • "Todos los que han vivido, con la excepción de Jesucristo, han quebrantado los Diez Mandamientos. El pecado es la trasgresión de la Ley. La Biblia dice que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Los Diez Mandamientos son un espejo para mostrarnos cuan cortos estamos en el cumplimiento del estándar de Dios. Y el espejo de nuestras faltas nos lleva a la Cruz, donde Cristo pagó la deuda por el pecado. El perdón se encuentra en la Cruz y en ningún otro lugar, de acuerdo con la Biblia..." (George Burnham and Lee Fisher, Billy Graham and the New York Crusade, pp.108-109)

Cristo vino a salvar la humanidad destruyendo las obras del diablo. "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." (Juan 8:31-32) La Verdad es una persona - y Cristo reclama esa prerrogativa, "Yo soy...la verdad" (Juan 14:6). Cuando caminamos en la verdad de nuestro amante Salvador, él verdaderamente nos dará la libertad.

Pido, por la gracia de Dios, que al presentar la verdad acerca de la Ley de Dios, pueda presentar el más hermoso Jesús que usted haya conocido. ¿Qué quiero decir con esto? Al estudiar con más detalles, encontraremos que en realidad la Ley de los Diez Mandamientos es una transcripción, una imagen reflejada en el espejo, del mismo carácter amoroso de Dios. Mi oración es que Dios pueda guiarnos a todos hacia un conocimiento íntimo del "camino, la verdad y la vida." Pido al Espíritu Santo que destruya todas las dudas y los engaños que el diablo ha mostrado acerca de la Ley de Dios. Y pido que Cristo busque y salve aquello que ha sido perdido por la mayoría - la verdad de su Ley de los Diez Mandamientos."

*Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 2 - Observarlos o No Observarlos (3ra parte)

lunes, 29 de junio de 2009

Limpieza através de la Palabra de Dios

Salmo 119:9-16

119:9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.

119:10 Con todo mi corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos.

119:11 En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.

119:12 Bendito tú, oh Jehová; Enséñame tus estatutos.

119:13 Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.

119:14 Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza.

119:15 En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos.

119:16 Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.

domingo, 28 de junio de 2009

¿Son 9 ó 10 Mandamientos?

¿Por qué es que los cristianos consideran acciones tales como tomar el nombre de Dios en vano, servir a otros llamados dioses, deshonrar a los padres, matar, el adulterio, robar, mentir y la envidia como pecado? Porque sabemos que estas acciones quebrantan la Ley de Dios.

Pero hay más al hablar de la Ley de Dios de los Diez Mandamientos, y eso nos presenta un problema. ¿Cómo reaccionaría usted si utilizáramos el cuarto mandamiento para ilustrar que la "infracción de la Ley" podría separarlo de un Salvador amante? Al sugerir que si se ignora el séptimo día (el sábado) es quebrantar la Ley de Dios, muchos cristianos cambian de bando. Las mismas personas que decían "amén" a la lista de pecados mencionada antes, saltan al otro lado y dicen, "¡Un momento! Los Diez Mandamientos fueron clavados en la cruz. Ya no tienen valor." Aparentemente las personas en este bando escogen creer que el único mandamiento que fue clavado en la cruz fue el santo Sábado de Dios - el día que fue designado por Dios para que desarrollemos una íntima relación con él.

Me gozo cuando la Biblia declara que "la escritura de las ordenanzas" fue clavada en la cruz. Vamos a hablar de ello en detalle. Espero que la Escritura pueda probarle que este versículo se refiere a la Ley de Moisés.

Entre otras evidencias bíblicas que examinaremos, veremos si el Sábado de Dios fue instituido en la creación y si los Mandamientos se conocían antes del Monte Sinaí. Los grandes patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, ¿guardaron todos los Diez Mandamientos de Dios?

Pero por ahora, déjeme lanzarle algunas observaciones para aquellos que creen que el Sábado de Dios fue eliminado en la cruz:
  • "Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado." (Mateo 24:20) En el contexto de este pasaje bíblico (Mateo 24:15-24), Cristo advirtió acerca de un tiempo de tribulación que ocurriría muchos años después de su muerte. Si Jesús sabía que el sábado no iba a estar ya en vigencia después de su resurrección, ¿por qué instruyó a sus seguidores que oraran para que su huida no fuese en sábado?

  • "Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido." (Mateo 5:18) Sabemos que aquí Cristo se refirió a la ley de los Diez Mandamientos - expandiéndose más allá de simplemennte la "letra" de la ley e incluir el "espíritu" de la ley. El identificó el demostrar la ira y usar un vocabulario abusivo con el espíritu de asesinato (v. 21-23). El describió la mirada codiciosa como adulterio espiritual (v.27-28). ¿No cree usted que si Dios intentaba abolir el mandamiento del sábado en el momento de su resurrección, él habría testificado que la Ley de Dios sería cambiada antes de que el cielo y la tierra pasasen?

  • El Señor dice, "Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecerán delante de mí...de sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí...) (Isaías 66:22-23). Si el sábado fue eliminado en el momento de su resurrección, porque hemos encontrado el reposo en Cristo, ¿por qué Dios lo ha de restaurar en el nuevo cielo y en la nueva tierra? Por toda la eternidad, el pueblo redimido de Dios ha de reunirse cada día séptimo para adorar en forma especial y confraternizar con nuestro Dios Creador.

  • "Acuérdate del día de reposo para santificarlo." (Exodo 20:8) ¿A qué se debe que el cuarto mandamiento es el único entre los diez que comienza con la palabra acuérdate"?

¿Sabe usted qué es lo que más me sorprende? Muchas iglesias están de acuerdo en que la Ley de los Diez Mandamientos está en vigencia hoy, pero escogen ignorar el cuarto mandamiento.

*Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 2 - Observarlos o No Observarlos (2da parte)

Más adelante presentaremos declaraciones por parte de católicos, bautistas, metodistas, luteranos, episcopales, y otros que apoyan la Biblia y que confiesan que guardar el domingo es la tradición del hombre, en vez de ser inspirado por Dios através de su Palabra.

martes, 23 de junio de 2009

Lámpara y Luz

"Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen." Proverbios 6:23

Cristina, una joven portuguesa me preguntaba cómo era posible que un Dios de amor y libertad pudiera tener enseñanzas tan estrechas y prohibitivas. "No combina - decía ella - algo está equivocado en la Biblia". Pero el error no está en la Biblia y sí en el concepto errado que tenemos de los consejos divinos.

Salomón habla de tres cosas: el mandamiento, la instrucción y las reprensiones. Al mandamiento y la enseñanza los compara con la lámpara y la luz. Ambas sirven para romper el poder de las tinieblas. Este es un poder destructivo, porque en medio de la oscuridad tú no ves el camino, y no tienes condiciones de llegar a tu destino. En medio de las sombras tú no andas con rapidez, avanzas despacio, con dificultad, y cuando te das cuenta, ya estás relegado a un segundo plano. Cuando no hay luz, tú no distingues ni las formas ni los colores. Creyendo que estás escogiendo lo verde, puedes estar tomando lo rojo. En medio de la oscuridad, tú caminas sin saber, en el rumbo de la propia muerte.

El ser humano necesita de la luz y de la lámpara. Sin ellas, no hay cómo atravesar la oscuridad de este mundo y llegar con éxito a donde deseas. Necesitas luz para saber cuál es el camino verdadero. Los mandamientos y las instrucciones divinas son esa luz. Su propósito no es cercenar la libertad, sino iluminarte el camino.

Las reprensiones, a su vez, tienen como propósito despertarte cuando estás adormecido, traerte de vuelta al camino de la vida cuando te estás acercando peligrosamente a la muerte.

Piensa, por ejemplo, en la última derrota que tú sufriste. Trata de descubrir la causa. ¿Habría acontecido todo aquello si hubieras prestado atención a las instrucciones divinas? La vida está llena de leyes y principios. El respeto a esas leyes es garantía de bienestar. Menospreciarlas es testarudez e imprudencia. El precio siempre es alto.

Antes de comenzar las actividades de cada día, mira a tu alrededor. Pregúntate, ¿qué ajustes deben hacerse? Ten en cuenta a Dios, "Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen."

lunes, 22 de junio de 2009

"De Tal Manera..."

El pecado es infracción de la ley

Jesús dijo "El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido...Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." (Lucas 19:10; Juan 14:6) A Cristo le apasiona salvar al perdido. El enfatizó las parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo perdido, con gozo exuberante al recobrarlos. El propósito de su venida fue destruir la obra del diablo - buscar y salvar lo que se había perdido.

Las personas de la fe cristiana comprenden que "estar separados" del Señor Jesús significa estar "perdidos". Como seguidores de Cristo, se nos ha enseñado que nuestro privilegio (y nuestro deber) es compartir las buenas nuevas de la salvación. El reino de Dios avanza a medida que aquellos que han sido salvados por Jesús - el Camino, la Verdad y la Vida - comparten su testimonio y ministran a aquellos que están espiritualmente perdidos. Pero ¿cómo reconocemos quién está perdido? Cuando escuchamos a una persona de lenguaje obsceno usando el nombre de Dios en vano, creemos que necesita escuchar acerca del santo y justo Dios de amor. Si vemos a alguien viviendo en adulterio o adorando a "otros dioses", entendemos que no están unidos a Cristo. Si leemos acerca de un hombre que acaba de asaltar un banco o que asesinó a alguien, sabemos que necesita experimentar el poder salvador de Jesús. Cada vez que las acciones de una persona reflejan una notoria indiferencia hacia los Mandamientos de Dios, reconocemos que está separada de Cristo. La Biblia los clasifica como perdidos - espiritualmente muertos. "Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él." (1 Juan 2:3-4) ¿Puede alguien conocer a Cristo sin obedecer sus mandamientos? Lea ese versículo nuevamente. Luego considere cómo es que Juan nos describe a los que son los hijos de Dios: "Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él." (1 Juan 2:29)

La Biblia define muchas cosas como pecado. La murmuración, la jactancia, la incredulidad y la blasfemia se categorizan como pecado. Pablo nos dice que cualquier cosa que no provenga de la fe es pecado (Romanos 14:23). Santiago nos dice que si sabemos hacer lo bueno y rehusamos hacerlo, estamos pecando (Santiago 4:17), mientras que Juan nos dice que toda maldad es pecado (1 Juan 5:17). Estos versículos explican las actitudes y acciones que entran en la categoría de pecado, pero no proveen una definición clara de lo que es el pecado. ¿Cómo sabemos lo que debemos hacer? ¿Cómo reconocemos lo que es maldad? La desobediencia a los mandamientos de Dios es lo opuesto a poner en práctica la justicia. De hecho, ¿sabía usted que esto es lo que define la Biblia como pecado? "Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3:4). Ahí está - la única definición clara del pecado en la Biblia. El pecado es infracción de la ley, quebrantar la Ley de Dios - ya sea mediante la duda, el no creer, la apatía o la rebelión.

La norma mediante la cual somos juzgados es los Diez Mandamientos, los cuales constituyen la forma correcta de Dios para pensar y actuar. "El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio..." (1 Juan 3:8). El pecado nos separa de Dios. La separación de Dios nos roba la oportunidad de la vida eterna con él. Satanás es el maestro en la separación. Su objetivo es causar la separación entre Dios y nosotros, introduciendo el pecado.

¿Por qué es que los cristianos consideran acciones tales como tomar el nombre de Dios en vano, servir a otros llamados dioses, deshonrar a los padres, matar, el adulterio, robar, mentir y la envidia como pecado? Porque sabemos que estas acciones quebrantan la Ley de Dios.

*Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 2 - Observarlos o No Observarlos (1ra parte)

jueves, 18 de junio de 2009

¿La agenda de quién sigues?

¿La agenda de quién estamos siguiendo? Al prohibirse la oración en las escuelas públicas y al forzar el retiro de monumentos con los Diez Mandamientos de las instituciones de gobierno, me causa que pensar. En el pasado, personas de fe - no queriendo ser tildadas de lunáticas - simplemente susurraban: Existe una agenda escondida para eliminar a Dios de nuestro gobierno. Pero el panorama ha cambiado. La agenda ya no parece estar tan escondida. La purga de los Diez Mandamientos de las instituciones públicas despertó una reacción apasionada por parte de muchos grupos. ¿Por qué? Hemos sido testigos de los tristes resultados de nuestro silencio - el efecto dominó resultante al no apoyar la Palabra de Dios. Durante los últimos cien años dirigentes de gobierno y grupos de ateos con intereses especiales han acelerado el ataque contra la Biblia. ¿Qué ha sucedido desde que nuestra nación dejó de confiar en la suprema autoridad de la Palabra de Dios? Una cosa sabemos, el desprecio por los Diez Mandamientos ha engendrado la degeneración moral de nuestra sociedad. Lo que antes se consideraba pecado ahora es una opción. La Biblia nos advierte en Romanos 6:23, "Porque la paga del pecado es muerte." Donde no hay ley moral, no existe ley de decencia que quebrantar. La gente queda libre a actuar sin restricciones. El pecado debe ser definido para que podamos reconocer que estamos atrapados en sus redes. Dios nos dio una definición clara del pecado en sus Diez Mandamientos. Sin ella el mundo no puede reconocer su condición lamentable o su necesidad de un Salvador.
Es necesario que brille el faro de la Palabra de Dios en nuestra oscuridad moral antes que busquemos la solución de un Dios de amor. ¿Qué otra cosa nos motivaría para volvernos a Cristo con arrepentimiento genuino y aceptarlo como Salvador? Cuando el resplandor de Su Luz entra en nuestras vidas, le confesamos nuestros pecados. Al ganar un nuevo comienzo, nos gozamos en la seguridad de que Dios es fiel en perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. (1Juan 1:9) ¿Los resultados? Desaparecen el sentido de culpabilidad y de condenación que hospedaban la desesperación. A través del Espíriru Santo, alcanzamos la victoria sobre el pecado. Y como Cristo prometió, comenzamos a experimentar una vida "más abundante" (Juan 10:10). Pero donde no hay reconocimiento del pecado, no hay arrepentimiento ni perdón.
Los cristianos reconocen esto. Desean que el mundo lo entienda. Por eso es que la iglesia, pasiva por tantos años, está brincando a la acción. Muchos se han levantado para protestar contra la eliminación de los Diez Mandamientos por nuestro gobierno. Sin lugar a dudas, la comunidad cristiana apoya la mayor parte de los Diez Mandamientos. Sin embargo, hay que contestar algunas preguntas. Me parece que existe una contradicción. Una cantidad innumerable de cristianos - envueltos en una batalla para detener la destrucción pública de los Mandamientos de Dios - se aferran a ciertas creencias que contradicen su conducta. Por ejemplo, ¿por qué es importante que nuestro gobierno muestre públicamente los Diez Mandamientos, si creen que éstos fueron clavados en la cruz? o Si los Diez Mandamientos son tan importantes para la sociedad, ¿por qué guardan solamente nueve? La mayor parte de las iglesias cristianas de hoy no observan los Diez Mandamientos como una unidad combinada. Lo máximo es que se adhieren a nueve de ellos. Mi pregunta es esta: ¿Tenemos nosotros la autoridad para escoger cuáles de los Diez Mandamientos hemos de observar?
Tristemente, la mayor parte de los cristianos ignoran el mandamiento que Dios estableció para nuestro gozo desde el principio del tiempo. El mandamiento olvidado es precisamente el que Dios nos pide que recordemos y que lo santifiquemos - que ese tiempo sea "enteramente" para él. Me refiero al Sábado, el séptimo día. Puede ser que esto le parezca insignificante en estos momentos, pero se asoma de manera amenazante en el horizonte del futuro inmediato. Los escritores bíblicos profetizaron que un poder establecería su propia agenda y "pensaría" en cambiar la Ley inmutable de Dios (los Diez Mandamientos). Estamos viviendo el cumplimiento de esa profecía actualmente. Por esta razón, ¿no cree que es crucial examinar las Escrituras y pedir al Espíritu Santo que revele las verdades de Dios?
¿A quién pertenece la agenda que controla a la mayoría de la cristiandad hoy en día? No cabe duda en mi mente que la agenda que se sigue a ciegas no la originó Dios. El enemigo principal de Cristo impulsó este plan para ponerlo en práctica. Satanás no solamente está teniendo éxito al proponer el plan de eliminar los Diez Mandamientos de las instituciones de gobierno, sino que ya ha alcanzado el éxito al eliminarlos del corazón de la mayoría de los cristianos. Los Diez Mandamientos han sido eliminados dos veces - no solamente por el gobierno, sino por muchas de nuestras iglesias también.
Venga conmigo y examinaremos las Escrituras para determinar lo que la Biblia tiene que decir acerca de este asunto tan importante. ¿Cuál fue el "pacto escrito" que Cristo clavó en la cruz? ¿Es que, como creemos algunos, hemos sido liberados de guardar todos los Diez Mandamientos porque hemos encontrado "descanso" en Jesús y ya no necesitamos el descanso sabático? ¿Es que Dios transfirió la santificación de su Sábado de sábado a domingo a partir de la resurrección de Cristo? ¿Sabemos por qué vamos a la iglesia el día domingo en vez del día sábado? Utilizando la Biblia como nuestra guía, examinaremos todo esto y mucho más al investigar la verdad sobre este tema tan crucial.
¿La agenda de quién estamos siguiendo? Lo averiguaremos al profundizar en este estudio. A la luz de Su Palabra, creo que Dios nos revelará claramente la verdad. Entonces, nos quedará solamente una preegunta: Una vez quede revelada la verdad, ¿la agenda de quién decidiremos seguir?
  • *Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 1 - Dos Veces Eliminados (Porciones escogidas)
  • "Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos." Mateo 5:18-19

miércoles, 17 de junio de 2009

Los Diez Mandamientos

1. No tendrás dioses ajenos delante de mí.

2. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

3. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

4. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

5. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

6. No matarás.

7. No cometerás adulterio.

8. No hurtarás.

9. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

10.No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Exodo 20:3-17



Salmo 119:1-8
119:1 Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
119:2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan; 119:3 Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.
119:4 Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.
119:5 ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!
119:6 Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos.
119:7 Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprendiere tus justos juicios.
119:8 Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente.

Recuerda...
"Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús." Apocalipsis 14:12

lunes, 15 de junio de 2009

Descubriendo una gran verdad (Segunda parte)

La última vez les conté que había descubierto una gran verdad, pero no les dije cuál verdad. Hoy lo haré. Por años yo había pensado que el domingo era el día que Dios había escogido para que nosotros lo dedicáramos a él. Pero Dios, por medio de su Palabra, me mostró que nunca ha sido así. Luego, buscando información aquí y allá, descubrí quién verdaderamente había estipulado el domingo como día santo en vez del sábado establecido por Dios. A veces hacemos cosas por costumbre, o porque hemos sido enseñados así, y como todos lo hacen, pensamos que está bien. Aunque todos los días debemos vivir una vida consagrada a Dios, nuestro Padre Celestial, sabiendo las vidas tan ocupadas que tendríamos, separó un día especial para tener comunión con él y así despejar nuestras mentes de los afanes de esta vida. Dios mismo separó y santificó el sábado con ese propósito. Aunque como cristianos recordamos como un día muy especial el día de la resurección de nuestro Señor Jesucristo, él no dejó instrucción alguna de cambiar el día de reposo de sábado a domingo, para conmemorar su resurección. El dió instrucciones claras acerca del bautismo y de la santa cena, pero no habló de ningún cambio al 4to mandamiento. No vemos en ninguna parte de su Palabra que él santificara el domingo u otro día. Santificar significa "poner aparte" o "separar" algo para un propósito especial. El 4to mandamiento nos recuerda además a Dios como Creador del cielo y la tierra.
Aunque vivimos bajo un nuevo pacto, igual éste incluye los 10 mandamientos. Pues el pecado es infracción de la ley, y si no hay ley, pues no hay pecado, y si no hay pecado, no necesitaríamos un plan de salvación, por demás entonces murió Jesús. Pero...¡Eso sería una gran blasfemia! Más, por cuanto abundó el pecado, sobreabundó la gracia. ¡Gloria a Dios por eso!
Muchos afirman que ese mandamiento fue dado sólo a los judíos, pero , ¿cómo será?, si cuando este mandamiento es enseñado en el comienzo de la creación (Génesis 2:2-3), no había sido establecido todavía el pueblo judío. Además, si fuera así, los otros 9 mandamientos no aplicarían a nosotros tampoco. ¿Será que podemos matar, robar, mentir, adulterar, etc.? ¡Claro que no! Todos estos mandamientos (los 10) son la ley moral de Dios y son inmutables, no cambian, permanecen para siempre. Entonces, ¿por qué reconocemos sólo 9 de estos diez? Pues es una larga historia. Y es através de este blog que trataré de explicarles cómo esta verdad se me hizo tan clara. El libro "Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados" fue el instrumento que Dios usó, junto con su Palabra, para guiarme a la verdad, y así como lo fue para mí, deseo que lo sea para otros. Es por eso que cada vez que puedo aprovecho para regalarlo a otras personas. Pero, como no puedo llegar a todas partes, Dios me ha inquietado a compartir la verdad del sábado por este medio. Con una claridad convincente y con evidencias bíblicas se tratará de presentar este tema de tal forma que no queden dudas. Sea Dios guiándoles a toda verdad.
  • "Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos." Slamo 119:4
  • "Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos." Salmo 119:10
  • "Si me amáis, guardad mis mandamientos." Juan 14:15
  • "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús." Apocalipsis 14:12

jueves, 11 de junio de 2009

Descubriendo una gran verdad (Primera Parte)

Fuí instruída en las creencias y prácticas de la denominación bautista. Asistía fielmente todos los domingos a la iglesia. Crecía en el conocimiento de la Palabra de Dios através de los estudios bíblicos y la escuela dominical. Me apasionaba el estudio de las profecías, por lo que dedicaba gran parte del tiempo al estudio de los libros de Daniel y Apocalipsis. Como gran amante de la lectura, pasaba horas leyendo la Biblia y muchos otros libros con base cristiana para la edificación. Estaba continuamente envuelta en actividades de la iglesia y mis dones fueron puestos al servicio del Señor en diferentes ministerios. Yo pensaba estar viviendo un cristianismo de acuerdo a la Palabra de Dios y de su voluntad (claro, con mis altas y bajas, ¿quién no los tiene?) A pesar de estar dedicada por completo al Señor, yo sentía que algo faltaba en mi vida; había algo que yo necesitaba para cumplir por completo con el propósito de Dios en mí. Pero no sabía que era. Pero Dios, en su gran misericordia, me mostró el camino a seguir.

En el año 2007, asistí a un culto al aire libre durante la semana santa. La noche estaba preciosa. Todos los hermanos lucían muy contentos. El ambiente era muy agradable. La parte especial de alabanzas y adoración fue excelente. Esa noche hubo un predicador invitado. El mensaje estubo basado en el pasaje bíblico del libro de Hechos, Capítulo 9: "La Conversión de Saulo". Mientras el siervo de Dios desarrollaba el mensaje, yo escuchaba atentamente. Cuando llegamos al versículo 6, sentí que el Espíritu Santo llamaba mi atención a esta parte del versículo: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?". Y yo repetí esta frase varias veces, como esperando de Dios una respuesta. "Señor, ¿qué quieres que yo haga? Yo he rendido mi vida a tí, me he dedicado por completo a tu servicio, he hecho todo lo posible por agradarte, pero siento muy dentro de mí que algo falta para que mi gozo sea completo." Esa noche me fui sin recibir respuesta.
Tengo ya por costumbre, muy buena costumbre por cierto, de leer la Biblia en un año. Así que dos días después de ese culto, estaba yo leyendo la porción bíblica que me tocaba para ese día. Allí se encontraba la respuesta a la insistente oración que había hecho aquella noche. "Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad" (Deuteronomio 10:12-13). Estaba llena de emoción al recibir la respuesta de parte de Dios através de su Santa Palabra. En ese momento me sentí muy satisfecha con la contestación. Bueno, era lo que siempre había tratado de hacer durante toda mi vida cristiana. Así que me sentí tranquila. Pensé entonces que había estado haciendo lo correcto, y no tenía por qué sentirme con la necesidad de hacer algo más. Amaba a Dios con todo mi corazón, andaba en todos sus caminos y guardaba sus mandamientos...Lamentablemante ese era mi pensar, pero Dios que juzga todas las cosas, me quería mostrar que verderamente algo faltaba en mi vida y yo todavía no me había dado por enterada. A mi parecer todo estaba bien, pero no era así. Estaba fallando en la parte de guardar uno de sus mandamientos. Ah!, pero yo no era fácil de convencer, así que, en vez de Dios enviar a alguien a hablarme del asunto, Dios mismo se encargó.
Un par de días después, estaba yo haciendo cosas en mi casa, lo que toda ama de casa suele hacer: recoger, limpiar, lavar, etc. y Dios llamó mi atención a un libro, que ni yo sabía cómo había llegado a mi hogar (luego lo supe). El tema me pareció muy curioso: "Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados". Yo me decía, ¿cómo era posible? Así que sin pensarlo dos veces, tomé el libro y comencé a leerlo. Mientras leía, una gran verdad se asomaba ante mis ojos; no podía creerlo y lloraba inconsolablemente. ¿Cómo podía yo haber estado engañada por tanto tiempo? Les tengo que confesar que en un principio yo no podía aceptar aquella verdad. Tenían que estar equivocados aquellos autores. Pero vez tras vez recibía confirmación de parte de Dios. Por casi dos años luché en contra de la voluntad de Dios, hasta que un día no pude más, y tuve que aceptar la verdad que Dios mismo me había revelado.
  • "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Juan 8:32
  • "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." Jeremías 33:3

miércoles, 10 de junio de 2009

Mi Testimonio

Desde pequeña pude experimentar la gracia y el amor de Dios hacia mí. Aunque no nací en un hogar cristiano, Dios proveyó los medios necesarios para tener un encuentro personal con él. Mis padres eran católicos, no muy practicantes que digamos, así que sólo asistíamos a la iglesia en fechas especiales como semana santa, navidad y otras. Nací en Estados Unidos, y viví allá los primeros siete años de mi vida. La interacción con Dios y el ambiente cristiano era practicamente ninguna. No tenía ningún conocimiento de Jesús y de su sacrificio hecho en la cruz por la salvación de la humanidad. Sólo recuerdo cierta ocasión, a la edad de cinco años, que fuimos a Puerto Rico de vacaciones durante semana santa y mis padres me llevaron a ver una procesión. Ver al hombre que llevaba la cruz y ser azotado por los soldados causó una fuerte impresión en mí, tanto así que aún en el presente la imagen continúa viva en mi mente. Dos años después nos mudamos para Puerto Rico. Allí la misercordia de Dios me alcanzó. A la edad de nueve años, unas amigas de la infancia me invitaron a la iglesia. Fue la primera vez que asistía a una iglesia protestante. Todo era nuevo para mí. Por mucho tiempo estuve escuchando la Palabra de Dios, pero no fue hasta los doce años cuando entregué mi corazón a Jesús. A los trece me bauticé. Desde entonces he vivido consagrada a él.
Durante mi juventud trabajé en la obra del Señor en ministerios de jóvenes, escuelas bíblicas de verano, evangelismo, y otros. Fuí creciendo en el conocimiento de la Palabra de Dios, a la par que tenía una lucha espiritual con tentaciones típicas de la juventud. Aún así permanecí firme en sus caminos sin apartarme. Sólo la gracia de Dios me sostenía. A la edad de 17 años decidí estudiar en un colegio universitario bautista para ser misionera. La oposición de mis padres no tardó mucho en llegar. De ninguna manera querían ver mi vida "desperdiciada" en tal "tontería". En contra de la voluntad de mis padres, me fuí siguiendo el llamado que tenía de parte de Dios. No fue nada fácil. Sólo pude estudiar por seis meses. Sufrí muchas privaciones, pero Dios suplió para todas mis necesidades durante ese tiempo. La presión de mis padres y familiares no me permitieron terminar mis estudios. Regresé a mi hogar con la esperanza de volver. Estuve trabajando como cajera en una farmacia por siete meses hasta que Dios abrió las puertas para que pudiera volver a estudiar. Sólo pude estar por dos años. A sólo un año y medio de culminar los estudios, mis padres se divorciaron y mi madre cayó en una fuerte depresión. Mi madre me necesitaba, así que por segunda vez, me iba del colegio para regresar a mi hogar. Pero aún en la adversidad, Dios tenía una gran bendición para mí.
Sin terminar mi preparación académica, recibí una oferta de trabajo en una escuela cristiana muy cerca de mi casa. Como maestra de nivel elemental, enseñaba todas las clases. Pero lo glorioso de este trabajo era tener la oportunidad de enseñar la Palabra de Dios. La filosofía educativa de dicho colegio se basaba en la Biblia. Así que la primera materia del día era la clase de Biblia. ¡Cuán grande es Dios! Tenía la libertad de anunciar las buenas nuevas de salvación por medio de Jesucristo y de hablar de las maravillas de Dios. Mientras trabajaba, pude culminar mi bachillerato en educación en una universidad cercana. Hoy día, más que un trabajo, es mi ministerio. Dios ya había trazado este plan maravilloso para mí. El ser misionera era mi deseo más anhelado, pero Satanás trató por todos los medios de tronchar mis sueños. Aunque no me encuentre en un campo misionero en Africa, o en la selva del Amazonas, o en algún otro lugar remoto, Dios cumplió su propósito en mí al brindarme cada año un grupo de niños donde sembrar su Palabra.
  • "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." Romanos 8:28
  • "Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios." Romanos 11:29
  • "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo." Filipenses 1:6
  • "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él." Proverbios 22:6
  • "...y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." Hechos 1:8b