sábado, 3 de julio de 2010

Oraciones Respondidas

"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor." Salmo 40:1

Podía oir el tic-tac del reloj al lado de mi cama. Se acercaba el amanecer y comenzaban a caer lágrimas por mis mejillas. Sabía que había llegado la hora de la conversación matutina con mi Padre celestial; sin embargo, esa mañana necesitaba comunicarme con alguien a quien pudiera ver, sentir y tocar. Alguien que me llevara en sus brazos, que secara mis lágrimas y me asegurara que todo estaría bien.

Clamé al Señor, en mi desesperación. Le conté que el cordel del tendedero se había roto. Le conté del estanque de los peces que necesitaba ser limpiado urgentemente. Le conté de todos los trámites que debía realizar antes del final del día. La lista era interminable. "Señor, escucha mis oraciones, por favor, envíame ayuda hoy."

Tomé mi Biblia, me sequé las lágrimas y busqué Isaías 43. Aquí se me recordaba nuevamente que era preciosa a los ojos de Dios, y que él me amaba. ¡Sí! El tenía un amor especial por mí. Sentí como un relámpago que pasaba por mi cuerpo, y me di cuenta de que no estaba sola. Alguien estaba al lado de mi cama; ahora caían lágrimas de gozo; un gozo que no se puede explicar. De pronto me sentí segura, ms fuerzas estaban renovadas. Sabía que Dios se ocuparía de todos mis problemas.

Mientras me estaba cambiando, sonó el teléfono. No podía contener mi felicidad cuando el propietario me dijo que había pasado temprano, había visto la soga en el suelo y la había arreglado. Ahora tenía una soga más resistente en la cual colgar la ropa.

Mientras volvía a mi hogar esa tarde agradecí a Dios por sus maravillosas bendiciones a lo largo del día. Había completado mis trámites. Pero Dios no había terminado conmigo todavía. ¿Te imaginas mi asombro cuando encontré el estanque de los peces completamente limpio? Sí, una amiga había pasado a visitarme y, junto con mi sobrina, habían decidido limpiarlo.

Verdaderamente, Dios es un Dios de lo imposible. Pidámosle que nos dé la fe que moverá montañas. "Esta fe se elevará por encima de las tormentas del desaliento y la adversidad, triunfará sobre el tiempo y continuará encendida mientras espera el cumplimiento de su objetivo. Te pedimos esa fe hoy." (Oswald J. Smith)

Por: Donna Brown