lunes, 29 de junio de 2009

Limpieza através de la Palabra de Dios

Salmo 119:9-16

119:9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.

119:10 Con todo mi corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos.

119:11 En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.

119:12 Bendito tú, oh Jehová; Enséñame tus estatutos.

119:13 Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.

119:14 Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza.

119:15 En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos.

119:16 Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.

domingo, 28 de junio de 2009

¿Son 9 ó 10 Mandamientos?

¿Por qué es que los cristianos consideran acciones tales como tomar el nombre de Dios en vano, servir a otros llamados dioses, deshonrar a los padres, matar, el adulterio, robar, mentir y la envidia como pecado? Porque sabemos que estas acciones quebrantan la Ley de Dios.

Pero hay más al hablar de la Ley de Dios de los Diez Mandamientos, y eso nos presenta un problema. ¿Cómo reaccionaría usted si utilizáramos el cuarto mandamiento para ilustrar que la "infracción de la Ley" podría separarlo de un Salvador amante? Al sugerir que si se ignora el séptimo día (el sábado) es quebrantar la Ley de Dios, muchos cristianos cambian de bando. Las mismas personas que decían "amén" a la lista de pecados mencionada antes, saltan al otro lado y dicen, "¡Un momento! Los Diez Mandamientos fueron clavados en la cruz. Ya no tienen valor." Aparentemente las personas en este bando escogen creer que el único mandamiento que fue clavado en la cruz fue el santo Sábado de Dios - el día que fue designado por Dios para que desarrollemos una íntima relación con él.

Me gozo cuando la Biblia declara que "la escritura de las ordenanzas" fue clavada en la cruz. Vamos a hablar de ello en detalle. Espero que la Escritura pueda probarle que este versículo se refiere a la Ley de Moisés.

Entre otras evidencias bíblicas que examinaremos, veremos si el Sábado de Dios fue instituido en la creación y si los Mandamientos se conocían antes del Monte Sinaí. Los grandes patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, ¿guardaron todos los Diez Mandamientos de Dios?

Pero por ahora, déjeme lanzarle algunas observaciones para aquellos que creen que el Sábado de Dios fue eliminado en la cruz:
  • "Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado." (Mateo 24:20) En el contexto de este pasaje bíblico (Mateo 24:15-24), Cristo advirtió acerca de un tiempo de tribulación que ocurriría muchos años después de su muerte. Si Jesús sabía que el sábado no iba a estar ya en vigencia después de su resurrección, ¿por qué instruyó a sus seguidores que oraran para que su huida no fuese en sábado?

  • "Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido." (Mateo 5:18) Sabemos que aquí Cristo se refirió a la ley de los Diez Mandamientos - expandiéndose más allá de simplemennte la "letra" de la ley e incluir el "espíritu" de la ley. El identificó el demostrar la ira y usar un vocabulario abusivo con el espíritu de asesinato (v. 21-23). El describió la mirada codiciosa como adulterio espiritual (v.27-28). ¿No cree usted que si Dios intentaba abolir el mandamiento del sábado en el momento de su resurrección, él habría testificado que la Ley de Dios sería cambiada antes de que el cielo y la tierra pasasen?

  • El Señor dice, "Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecerán delante de mí...de sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí...) (Isaías 66:22-23). Si el sábado fue eliminado en el momento de su resurrección, porque hemos encontrado el reposo en Cristo, ¿por qué Dios lo ha de restaurar en el nuevo cielo y en la nueva tierra? Por toda la eternidad, el pueblo redimido de Dios ha de reunirse cada día séptimo para adorar en forma especial y confraternizar con nuestro Dios Creador.

  • "Acuérdate del día de reposo para santificarlo." (Exodo 20:8) ¿A qué se debe que el cuarto mandamiento es el único entre los diez que comienza con la palabra acuérdate"?

¿Sabe usted qué es lo que más me sorprende? Muchas iglesias están de acuerdo en que la Ley de los Diez Mandamientos está en vigencia hoy, pero escogen ignorar el cuarto mandamiento.

*Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 2 - Observarlos o No Observarlos (2da parte)

Más adelante presentaremos declaraciones por parte de católicos, bautistas, metodistas, luteranos, episcopales, y otros que apoyan la Biblia y que confiesan que guardar el domingo es la tradición del hombre, en vez de ser inspirado por Dios através de su Palabra.

martes, 23 de junio de 2009

Lámpara y Luz

"Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen." Proverbios 6:23

Cristina, una joven portuguesa me preguntaba cómo era posible que un Dios de amor y libertad pudiera tener enseñanzas tan estrechas y prohibitivas. "No combina - decía ella - algo está equivocado en la Biblia". Pero el error no está en la Biblia y sí en el concepto errado que tenemos de los consejos divinos.

Salomón habla de tres cosas: el mandamiento, la instrucción y las reprensiones. Al mandamiento y la enseñanza los compara con la lámpara y la luz. Ambas sirven para romper el poder de las tinieblas. Este es un poder destructivo, porque en medio de la oscuridad tú no ves el camino, y no tienes condiciones de llegar a tu destino. En medio de las sombras tú no andas con rapidez, avanzas despacio, con dificultad, y cuando te das cuenta, ya estás relegado a un segundo plano. Cuando no hay luz, tú no distingues ni las formas ni los colores. Creyendo que estás escogiendo lo verde, puedes estar tomando lo rojo. En medio de la oscuridad, tú caminas sin saber, en el rumbo de la propia muerte.

El ser humano necesita de la luz y de la lámpara. Sin ellas, no hay cómo atravesar la oscuridad de este mundo y llegar con éxito a donde deseas. Necesitas luz para saber cuál es el camino verdadero. Los mandamientos y las instrucciones divinas son esa luz. Su propósito no es cercenar la libertad, sino iluminarte el camino.

Las reprensiones, a su vez, tienen como propósito despertarte cuando estás adormecido, traerte de vuelta al camino de la vida cuando te estás acercando peligrosamente a la muerte.

Piensa, por ejemplo, en la última derrota que tú sufriste. Trata de descubrir la causa. ¿Habría acontecido todo aquello si hubieras prestado atención a las instrucciones divinas? La vida está llena de leyes y principios. El respeto a esas leyes es garantía de bienestar. Menospreciarlas es testarudez e imprudencia. El precio siempre es alto.

Antes de comenzar las actividades de cada día, mira a tu alrededor. Pregúntate, ¿qué ajustes deben hacerse? Ten en cuenta a Dios, "Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que te instruyen."

lunes, 22 de junio de 2009

"De Tal Manera..."

El pecado es infracción de la ley

Jesús dijo "El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido...Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." (Lucas 19:10; Juan 14:6) A Cristo le apasiona salvar al perdido. El enfatizó las parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo perdido, con gozo exuberante al recobrarlos. El propósito de su venida fue destruir la obra del diablo - buscar y salvar lo que se había perdido.

Las personas de la fe cristiana comprenden que "estar separados" del Señor Jesús significa estar "perdidos". Como seguidores de Cristo, se nos ha enseñado que nuestro privilegio (y nuestro deber) es compartir las buenas nuevas de la salvación. El reino de Dios avanza a medida que aquellos que han sido salvados por Jesús - el Camino, la Verdad y la Vida - comparten su testimonio y ministran a aquellos que están espiritualmente perdidos. Pero ¿cómo reconocemos quién está perdido? Cuando escuchamos a una persona de lenguaje obsceno usando el nombre de Dios en vano, creemos que necesita escuchar acerca del santo y justo Dios de amor. Si vemos a alguien viviendo en adulterio o adorando a "otros dioses", entendemos que no están unidos a Cristo. Si leemos acerca de un hombre que acaba de asaltar un banco o que asesinó a alguien, sabemos que necesita experimentar el poder salvador de Jesús. Cada vez que las acciones de una persona reflejan una notoria indiferencia hacia los Mandamientos de Dios, reconocemos que está separada de Cristo. La Biblia los clasifica como perdidos - espiritualmente muertos. "Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él." (1 Juan 2:3-4) ¿Puede alguien conocer a Cristo sin obedecer sus mandamientos? Lea ese versículo nuevamente. Luego considere cómo es que Juan nos describe a los que son los hijos de Dios: "Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él." (1 Juan 2:29)

La Biblia define muchas cosas como pecado. La murmuración, la jactancia, la incredulidad y la blasfemia se categorizan como pecado. Pablo nos dice que cualquier cosa que no provenga de la fe es pecado (Romanos 14:23). Santiago nos dice que si sabemos hacer lo bueno y rehusamos hacerlo, estamos pecando (Santiago 4:17), mientras que Juan nos dice que toda maldad es pecado (1 Juan 5:17). Estos versículos explican las actitudes y acciones que entran en la categoría de pecado, pero no proveen una definición clara de lo que es el pecado. ¿Cómo sabemos lo que debemos hacer? ¿Cómo reconocemos lo que es maldad? La desobediencia a los mandamientos de Dios es lo opuesto a poner en práctica la justicia. De hecho, ¿sabía usted que esto es lo que define la Biblia como pecado? "Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3:4). Ahí está - la única definición clara del pecado en la Biblia. El pecado es infracción de la ley, quebrantar la Ley de Dios - ya sea mediante la duda, el no creer, la apatía o la rebelión.

La norma mediante la cual somos juzgados es los Diez Mandamientos, los cuales constituyen la forma correcta de Dios para pensar y actuar. "El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio..." (1 Juan 3:8). El pecado nos separa de Dios. La separación de Dios nos roba la oportunidad de la vida eterna con él. Satanás es el maestro en la separación. Su objetivo es causar la separación entre Dios y nosotros, introduciendo el pecado.

¿Por qué es que los cristianos consideran acciones tales como tomar el nombre de Dios en vano, servir a otros llamados dioses, deshonrar a los padres, matar, el adulterio, robar, mentir y la envidia como pecado? Porque sabemos que estas acciones quebrantan la Ley de Dios.

*Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 2 - Observarlos o No Observarlos (1ra parte)

jueves, 18 de junio de 2009

¿La agenda de quién sigues?

¿La agenda de quién estamos siguiendo? Al prohibirse la oración en las escuelas públicas y al forzar el retiro de monumentos con los Diez Mandamientos de las instituciones de gobierno, me causa que pensar. En el pasado, personas de fe - no queriendo ser tildadas de lunáticas - simplemente susurraban: Existe una agenda escondida para eliminar a Dios de nuestro gobierno. Pero el panorama ha cambiado. La agenda ya no parece estar tan escondida. La purga de los Diez Mandamientos de las instituciones públicas despertó una reacción apasionada por parte de muchos grupos. ¿Por qué? Hemos sido testigos de los tristes resultados de nuestro silencio - el efecto dominó resultante al no apoyar la Palabra de Dios. Durante los últimos cien años dirigentes de gobierno y grupos de ateos con intereses especiales han acelerado el ataque contra la Biblia. ¿Qué ha sucedido desde que nuestra nación dejó de confiar en la suprema autoridad de la Palabra de Dios? Una cosa sabemos, el desprecio por los Diez Mandamientos ha engendrado la degeneración moral de nuestra sociedad. Lo que antes se consideraba pecado ahora es una opción. La Biblia nos advierte en Romanos 6:23, "Porque la paga del pecado es muerte." Donde no hay ley moral, no existe ley de decencia que quebrantar. La gente queda libre a actuar sin restricciones. El pecado debe ser definido para que podamos reconocer que estamos atrapados en sus redes. Dios nos dio una definición clara del pecado en sus Diez Mandamientos. Sin ella el mundo no puede reconocer su condición lamentable o su necesidad de un Salvador.
Es necesario que brille el faro de la Palabra de Dios en nuestra oscuridad moral antes que busquemos la solución de un Dios de amor. ¿Qué otra cosa nos motivaría para volvernos a Cristo con arrepentimiento genuino y aceptarlo como Salvador? Cuando el resplandor de Su Luz entra en nuestras vidas, le confesamos nuestros pecados. Al ganar un nuevo comienzo, nos gozamos en la seguridad de que Dios es fiel en perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. (1Juan 1:9) ¿Los resultados? Desaparecen el sentido de culpabilidad y de condenación que hospedaban la desesperación. A través del Espíriru Santo, alcanzamos la victoria sobre el pecado. Y como Cristo prometió, comenzamos a experimentar una vida "más abundante" (Juan 10:10). Pero donde no hay reconocimiento del pecado, no hay arrepentimiento ni perdón.
Los cristianos reconocen esto. Desean que el mundo lo entienda. Por eso es que la iglesia, pasiva por tantos años, está brincando a la acción. Muchos se han levantado para protestar contra la eliminación de los Diez Mandamientos por nuestro gobierno. Sin lugar a dudas, la comunidad cristiana apoya la mayor parte de los Diez Mandamientos. Sin embargo, hay que contestar algunas preguntas. Me parece que existe una contradicción. Una cantidad innumerable de cristianos - envueltos en una batalla para detener la destrucción pública de los Mandamientos de Dios - se aferran a ciertas creencias que contradicen su conducta. Por ejemplo, ¿por qué es importante que nuestro gobierno muestre públicamente los Diez Mandamientos, si creen que éstos fueron clavados en la cruz? o Si los Diez Mandamientos son tan importantes para la sociedad, ¿por qué guardan solamente nueve? La mayor parte de las iglesias cristianas de hoy no observan los Diez Mandamientos como una unidad combinada. Lo máximo es que se adhieren a nueve de ellos. Mi pregunta es esta: ¿Tenemos nosotros la autoridad para escoger cuáles de los Diez Mandamientos hemos de observar?
Tristemente, la mayor parte de los cristianos ignoran el mandamiento que Dios estableció para nuestro gozo desde el principio del tiempo. El mandamiento olvidado es precisamente el que Dios nos pide que recordemos y que lo santifiquemos - que ese tiempo sea "enteramente" para él. Me refiero al Sábado, el séptimo día. Puede ser que esto le parezca insignificante en estos momentos, pero se asoma de manera amenazante en el horizonte del futuro inmediato. Los escritores bíblicos profetizaron que un poder establecería su propia agenda y "pensaría" en cambiar la Ley inmutable de Dios (los Diez Mandamientos). Estamos viviendo el cumplimiento de esa profecía actualmente. Por esta razón, ¿no cree que es crucial examinar las Escrituras y pedir al Espíritu Santo que revele las verdades de Dios?
¿A quién pertenece la agenda que controla a la mayoría de la cristiandad hoy en día? No cabe duda en mi mente que la agenda que se sigue a ciegas no la originó Dios. El enemigo principal de Cristo impulsó este plan para ponerlo en práctica. Satanás no solamente está teniendo éxito al proponer el plan de eliminar los Diez Mandamientos de las instituciones de gobierno, sino que ya ha alcanzado el éxito al eliminarlos del corazón de la mayoría de los cristianos. Los Diez Mandamientos han sido eliminados dos veces - no solamente por el gobierno, sino por muchas de nuestras iglesias también.
Venga conmigo y examinaremos las Escrituras para determinar lo que la Biblia tiene que decir acerca de este asunto tan importante. ¿Cuál fue el "pacto escrito" que Cristo clavó en la cruz? ¿Es que, como creemos algunos, hemos sido liberados de guardar todos los Diez Mandamientos porque hemos encontrado "descanso" en Jesús y ya no necesitamos el descanso sabático? ¿Es que Dios transfirió la santificación de su Sábado de sábado a domingo a partir de la resurrección de Cristo? ¿Sabemos por qué vamos a la iglesia el día domingo en vez del día sábado? Utilizando la Biblia como nuestra guía, examinaremos todo esto y mucho más al investigar la verdad sobre este tema tan crucial.
¿La agenda de quién estamos siguiendo? Lo averiguaremos al profundizar en este estudio. A la luz de Su Palabra, creo que Dios nos revelará claramente la verdad. Entonces, nos quedará solamente una preegunta: Una vez quede revelada la verdad, ¿la agenda de quién decidiremos seguir?
  • *Tomado del Libro: Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados (Danny Shelton - Shelley Quinn) *Capítulo 1 - Dos Veces Eliminados (Porciones escogidas)
  • "Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos." Mateo 5:18-19

miércoles, 17 de junio de 2009

Los Diez Mandamientos

1. No tendrás dioses ajenos delante de mí.

2. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

3. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

4. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

5. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

6. No matarás.

7. No cometerás adulterio.

8. No hurtarás.

9. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

10.No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Exodo 20:3-17



Salmo 119:1-8
119:1 Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
119:2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan; 119:3 Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.
119:4 Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.
119:5 ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!
119:6 Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos.
119:7 Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprendiere tus justos juicios.
119:8 Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente.

Recuerda...
"Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús." Apocalipsis 14:12

lunes, 15 de junio de 2009

Descubriendo una gran verdad (Segunda parte)

La última vez les conté que había descubierto una gran verdad, pero no les dije cuál verdad. Hoy lo haré. Por años yo había pensado que el domingo era el día que Dios había escogido para que nosotros lo dedicáramos a él. Pero Dios, por medio de su Palabra, me mostró que nunca ha sido así. Luego, buscando información aquí y allá, descubrí quién verdaderamente había estipulado el domingo como día santo en vez del sábado establecido por Dios. A veces hacemos cosas por costumbre, o porque hemos sido enseñados así, y como todos lo hacen, pensamos que está bien. Aunque todos los días debemos vivir una vida consagrada a Dios, nuestro Padre Celestial, sabiendo las vidas tan ocupadas que tendríamos, separó un día especial para tener comunión con él y así despejar nuestras mentes de los afanes de esta vida. Dios mismo separó y santificó el sábado con ese propósito. Aunque como cristianos recordamos como un día muy especial el día de la resurección de nuestro Señor Jesucristo, él no dejó instrucción alguna de cambiar el día de reposo de sábado a domingo, para conmemorar su resurección. El dió instrucciones claras acerca del bautismo y de la santa cena, pero no habló de ningún cambio al 4to mandamiento. No vemos en ninguna parte de su Palabra que él santificara el domingo u otro día. Santificar significa "poner aparte" o "separar" algo para un propósito especial. El 4to mandamiento nos recuerda además a Dios como Creador del cielo y la tierra.
Aunque vivimos bajo un nuevo pacto, igual éste incluye los 10 mandamientos. Pues el pecado es infracción de la ley, y si no hay ley, pues no hay pecado, y si no hay pecado, no necesitaríamos un plan de salvación, por demás entonces murió Jesús. Pero...¡Eso sería una gran blasfemia! Más, por cuanto abundó el pecado, sobreabundó la gracia. ¡Gloria a Dios por eso!
Muchos afirman que ese mandamiento fue dado sólo a los judíos, pero , ¿cómo será?, si cuando este mandamiento es enseñado en el comienzo de la creación (Génesis 2:2-3), no había sido establecido todavía el pueblo judío. Además, si fuera así, los otros 9 mandamientos no aplicarían a nosotros tampoco. ¿Será que podemos matar, robar, mentir, adulterar, etc.? ¡Claro que no! Todos estos mandamientos (los 10) son la ley moral de Dios y son inmutables, no cambian, permanecen para siempre. Entonces, ¿por qué reconocemos sólo 9 de estos diez? Pues es una larga historia. Y es através de este blog que trataré de explicarles cómo esta verdad se me hizo tan clara. El libro "Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados" fue el instrumento que Dios usó, junto con su Palabra, para guiarme a la verdad, y así como lo fue para mí, deseo que lo sea para otros. Es por eso que cada vez que puedo aprovecho para regalarlo a otras personas. Pero, como no puedo llegar a todas partes, Dios me ha inquietado a compartir la verdad del sábado por este medio. Con una claridad convincente y con evidencias bíblicas se tratará de presentar este tema de tal forma que no queden dudas. Sea Dios guiándoles a toda verdad.
  • "Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos." Slamo 119:4
  • "Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos." Salmo 119:10
  • "Si me amáis, guardad mis mandamientos." Juan 14:15
  • "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús." Apocalipsis 14:12

jueves, 11 de junio de 2009

Descubriendo una gran verdad (Primera Parte)

Fuí instruída en las creencias y prácticas de la denominación bautista. Asistía fielmente todos los domingos a la iglesia. Crecía en el conocimiento de la Palabra de Dios através de los estudios bíblicos y la escuela dominical. Me apasionaba el estudio de las profecías, por lo que dedicaba gran parte del tiempo al estudio de los libros de Daniel y Apocalipsis. Como gran amante de la lectura, pasaba horas leyendo la Biblia y muchos otros libros con base cristiana para la edificación. Estaba continuamente envuelta en actividades de la iglesia y mis dones fueron puestos al servicio del Señor en diferentes ministerios. Yo pensaba estar viviendo un cristianismo de acuerdo a la Palabra de Dios y de su voluntad (claro, con mis altas y bajas, ¿quién no los tiene?) A pesar de estar dedicada por completo al Señor, yo sentía que algo faltaba en mi vida; había algo que yo necesitaba para cumplir por completo con el propósito de Dios en mí. Pero no sabía que era. Pero Dios, en su gran misericordia, me mostró el camino a seguir.

En el año 2007, asistí a un culto al aire libre durante la semana santa. La noche estaba preciosa. Todos los hermanos lucían muy contentos. El ambiente era muy agradable. La parte especial de alabanzas y adoración fue excelente. Esa noche hubo un predicador invitado. El mensaje estubo basado en el pasaje bíblico del libro de Hechos, Capítulo 9: "La Conversión de Saulo". Mientras el siervo de Dios desarrollaba el mensaje, yo escuchaba atentamente. Cuando llegamos al versículo 6, sentí que el Espíritu Santo llamaba mi atención a esta parte del versículo: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?". Y yo repetí esta frase varias veces, como esperando de Dios una respuesta. "Señor, ¿qué quieres que yo haga? Yo he rendido mi vida a tí, me he dedicado por completo a tu servicio, he hecho todo lo posible por agradarte, pero siento muy dentro de mí que algo falta para que mi gozo sea completo." Esa noche me fui sin recibir respuesta.
Tengo ya por costumbre, muy buena costumbre por cierto, de leer la Biblia en un año. Así que dos días después de ese culto, estaba yo leyendo la porción bíblica que me tocaba para ese día. Allí se encontraba la respuesta a la insistente oración que había hecho aquella noche. "Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad" (Deuteronomio 10:12-13). Estaba llena de emoción al recibir la respuesta de parte de Dios através de su Santa Palabra. En ese momento me sentí muy satisfecha con la contestación. Bueno, era lo que siempre había tratado de hacer durante toda mi vida cristiana. Así que me sentí tranquila. Pensé entonces que había estado haciendo lo correcto, y no tenía por qué sentirme con la necesidad de hacer algo más. Amaba a Dios con todo mi corazón, andaba en todos sus caminos y guardaba sus mandamientos...Lamentablemante ese era mi pensar, pero Dios que juzga todas las cosas, me quería mostrar que verderamente algo faltaba en mi vida y yo todavía no me había dado por enterada. A mi parecer todo estaba bien, pero no era así. Estaba fallando en la parte de guardar uno de sus mandamientos. Ah!, pero yo no era fácil de convencer, así que, en vez de Dios enviar a alguien a hablarme del asunto, Dios mismo se encargó.
Un par de días después, estaba yo haciendo cosas en mi casa, lo que toda ama de casa suele hacer: recoger, limpiar, lavar, etc. y Dios llamó mi atención a un libro, que ni yo sabía cómo había llegado a mi hogar (luego lo supe). El tema me pareció muy curioso: "Los Diez Mandamientos Dos Veces Eliminados". Yo me decía, ¿cómo era posible? Así que sin pensarlo dos veces, tomé el libro y comencé a leerlo. Mientras leía, una gran verdad se asomaba ante mis ojos; no podía creerlo y lloraba inconsolablemente. ¿Cómo podía yo haber estado engañada por tanto tiempo? Les tengo que confesar que en un principio yo no podía aceptar aquella verdad. Tenían que estar equivocados aquellos autores. Pero vez tras vez recibía confirmación de parte de Dios. Por casi dos años luché en contra de la voluntad de Dios, hasta que un día no pude más, y tuve que aceptar la verdad que Dios mismo me había revelado.
  • "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Juan 8:32
  • "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces." Jeremías 33:3

miércoles, 10 de junio de 2009

Mi Testimonio

Desde pequeña pude experimentar la gracia y el amor de Dios hacia mí. Aunque no nací en un hogar cristiano, Dios proveyó los medios necesarios para tener un encuentro personal con él. Mis padres eran católicos, no muy practicantes que digamos, así que sólo asistíamos a la iglesia en fechas especiales como semana santa, navidad y otras. Nací en Estados Unidos, y viví allá los primeros siete años de mi vida. La interacción con Dios y el ambiente cristiano era practicamente ninguna. No tenía ningún conocimiento de Jesús y de su sacrificio hecho en la cruz por la salvación de la humanidad. Sólo recuerdo cierta ocasión, a la edad de cinco años, que fuimos a Puerto Rico de vacaciones durante semana santa y mis padres me llevaron a ver una procesión. Ver al hombre que llevaba la cruz y ser azotado por los soldados causó una fuerte impresión en mí, tanto así que aún en el presente la imagen continúa viva en mi mente. Dos años después nos mudamos para Puerto Rico. Allí la misercordia de Dios me alcanzó. A la edad de nueve años, unas amigas de la infancia me invitaron a la iglesia. Fue la primera vez que asistía a una iglesia protestante. Todo era nuevo para mí. Por mucho tiempo estuve escuchando la Palabra de Dios, pero no fue hasta los doce años cuando entregué mi corazón a Jesús. A los trece me bauticé. Desde entonces he vivido consagrada a él.
Durante mi juventud trabajé en la obra del Señor en ministerios de jóvenes, escuelas bíblicas de verano, evangelismo, y otros. Fuí creciendo en el conocimiento de la Palabra de Dios, a la par que tenía una lucha espiritual con tentaciones típicas de la juventud. Aún así permanecí firme en sus caminos sin apartarme. Sólo la gracia de Dios me sostenía. A la edad de 17 años decidí estudiar en un colegio universitario bautista para ser misionera. La oposición de mis padres no tardó mucho en llegar. De ninguna manera querían ver mi vida "desperdiciada" en tal "tontería". En contra de la voluntad de mis padres, me fuí siguiendo el llamado que tenía de parte de Dios. No fue nada fácil. Sólo pude estudiar por seis meses. Sufrí muchas privaciones, pero Dios suplió para todas mis necesidades durante ese tiempo. La presión de mis padres y familiares no me permitieron terminar mis estudios. Regresé a mi hogar con la esperanza de volver. Estuve trabajando como cajera en una farmacia por siete meses hasta que Dios abrió las puertas para que pudiera volver a estudiar. Sólo pude estar por dos años. A sólo un año y medio de culminar los estudios, mis padres se divorciaron y mi madre cayó en una fuerte depresión. Mi madre me necesitaba, así que por segunda vez, me iba del colegio para regresar a mi hogar. Pero aún en la adversidad, Dios tenía una gran bendición para mí.
Sin terminar mi preparación académica, recibí una oferta de trabajo en una escuela cristiana muy cerca de mi casa. Como maestra de nivel elemental, enseñaba todas las clases. Pero lo glorioso de este trabajo era tener la oportunidad de enseñar la Palabra de Dios. La filosofía educativa de dicho colegio se basaba en la Biblia. Así que la primera materia del día era la clase de Biblia. ¡Cuán grande es Dios! Tenía la libertad de anunciar las buenas nuevas de salvación por medio de Jesucristo y de hablar de las maravillas de Dios. Mientras trabajaba, pude culminar mi bachillerato en educación en una universidad cercana. Hoy día, más que un trabajo, es mi ministerio. Dios ya había trazado este plan maravilloso para mí. El ser misionera era mi deseo más anhelado, pero Satanás trató por todos los medios de tronchar mis sueños. Aunque no me encuentre en un campo misionero en Africa, o en la selva del Amazonas, o en algún otro lugar remoto, Dios cumplió su propósito en mí al brindarme cada año un grupo de niños donde sembrar su Palabra.
  • "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." Romanos 8:28
  • "Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios." Romanos 11:29
  • "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo." Filipenses 1:6
  • "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él." Proverbios 22:6
  • "...y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." Hechos 1:8b